miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Para qué sirve el derrotismo?

El problema de nuestro presente es que hemos sembrado mal nuestro pasado.
Todas las personas soñamos con un sistema diferente, más justo, solidario y de desarrollo económico.
Las sociedades que han logrado un alto nivel de desarrollo no lo han conseguido por la divina gracia de sus dirigentes, sino que ellos son la expresión natural de su sociedad.
El encumbramiento de estos líderes en las sociedades altamente desarrolladas está provocado por la exigencia que éstas transmiten a sus líderes y por que ellos estén dispuestos a llevar a cabo los cambios, asumiendo el riesgo de su repudio y  la presión que la sociedad demanda.
Una característica importante en estas sociedades, es la aceptación y cuidado que éstas toman en el fomento de su individualidad, esto es el ánimo que ponen las familias en la educación de sus hijos para que ellos se esfuercen en el logro de sus objetivos personales, mediante la autodisciplina y la fortaleza de su autoestima.
Estas sociedades en su larga trayectoria, sembrada de fracasos, sangre y supervivencia de sus pueblos, se basa justamente en la preservación de la voluntad del individuo y del desarrollo moral y económico de los suyos, promoviendo su participación activa desde sus organizaciones locales hasta las nacionales.
 Uno de los problemas de nuestra incipiente democracia peruana, es que aún no hemos logrado aceptarnos en nuestra diversidad y no hemos universalizado nuestros derechos de autorrealización al que tenemos derecho como seres humanos y que el Estado debe proteger y fomentar.
Esto podría parecer a priori, inalcanzable en el Perú, el problema no radica en que no seamos conscientes de ello, sino en dejarnos avasallar por la presión mediática del poder, que provoca el aturdimiento de nuestro sentir mayoritario, para evitar así el fin de su mediocridad.
La conocida táctica de la desmoralización del enemigo, es la usada por Fujimori y Humala, fomentando el derrotismo del 44% de la población que no los acepta, sabiéndose seguros que muchos sucumbirán a su alta presión mediática, promueven como única opción la de la resignación colectiva.
El alto endeudamiento de campaña electoral que registran Humala y Fujimori, los anima en una guerra encarnizada para llegar cuanto antes al poder y así saldar sus deudas.
Por eso es importante no dejarnos socavar la moral, es importante promover la autoconfianza entre los nuestros y plantar cara a su mediocridad, que pretende avasallarnos con su burda propaganda.
Seamos conscientes que no somos pocos, el objetivo de ellos es que así lo creamos y que creamos que estamos solos y que nuestras posibilidades de cambio sean remotas; no podemos dejarnos arrastrar por el derrotismo sabiéndonos dueños de nuestro futuro.
 Somos 6.5 Millones de ciudadanos y está en nuestros votos, la decisión de cambiar la senda gris y borreguil que nos ofrecen Fujimori y Humala, por el camino de nuestra autoafirmación como pueblo libre e independiente.

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