lunes, 30 de mayo de 2011

El ofertón del cebo de culebra

Tal como escribiéramos en un artículo anterior sobre el travestismo de nuestros candidatos peruanos, éste se ha vuelto a producir. La presión mediática y sus ambiciones palaciegas les ha llevado a convertirse en seres siameses, disímiles sólo en su concepción biológica.
Los que hemos tenido la paciencia de ver el último debate entre ambos candidatos el pasado domingo 29 de mayo, esperando ver un valor diferenciador que nos indique la opción por la que podríamos desistir de nuestro voto viciado o definir nuestra opción (para los que aún no lo tienen claro), nos ha reconfirmado a unos y vuelto a dejar en el eterno limbo a otros.
 El debate se ha desarrollado en tal armonía de planteamientos, que todo parece haber sido hecho para no perder los votos que tanto esfuerzo económico les ha costado tras la primera vuelta electoral, acercando nuevos votantes gracias a su campaña de temor o de su visceral rechazo al adversario; sin embargo la incertidumbre aún subsiste a cinco días de las elecciones.
La primera conclusión es que ambos candidatos nos ofrecen lo mismo; esto es, mantener el desarrollo económico del país, con inclusión social (expresión de moda), apoyo económico a los mayores de 65 años, mejora de las infraestructuras, más hospitales, mejor educación, becas y puestos de trabajo para los más jóvenes, lucha contra la corrupción (mensaje sorprendente por ambos candidatos), más policía, respeto a la Constitución del ’93, respeto a los cinco años de gobierno; en fin, todo eso y mucho mas; esto es casi como que si votamos por cualquiera de ellos el resultado sería igual y además que a partir del 28 de julio de este año todos los peruanos llegaremos al verdadero karma socio-económico y viviremos en un zen divino y permanente por la conjunción astral de Humala-Fujimori.
Y como colofón de película de romance empalagoso, ambos se comprometen a invitarse mutuamente a tener una charla “para ver qué se puede hacer por el Perú a partir del próximo lunes 6 de mayo”; ¡por favor!, ¿qué más podemos pedir?; creo que sólo nos quedaría optar por no votarles y ver qué se les ocurre en una circunstancia no prevista.
Los peruanos hemos logrado hacer que los candidatos intuyan o sospechen lo que tangencialmente deseamos, tanto es así que en este baile verbal han cuidado mucho las formas, logrando no romper siquiera un fino cristal de sus diferencias; ojalá sus huestes de militantes, simpatizantes y simpatizantes – independientes (esto último gusta a much@s, es parte de nuestra idiosincrasia) se comportaran igual con los que no veneran a sus idolatrados caudillos.
Sin embargo después de tanta buena voluntad, aún subsisten estas preguntas:
·         Si ambos candidatos están dispuestos a darlo todo por el País, ¿por qué no han firmado un pacto de mínimos democráticos entre todos los dirigentes que ahora se han plegado a apoyarlos “desinteresadamente”?.
·         Si tanto detestan la corrupción y desean una interacción ciudadana, ¿por qué no se comprometen a sancionar una nueva ley de partidos entre todos “Movimientos Democráticos” donde queden claramente establecidas las formas de participación y sanción a los dirigentes y así evitarnos elecciones de caudillos cada cinco años?
·         Si creen en la participación y capacidad ciudadana, ¿por qué no buscan un consenso de descentralización efectiva de las regiones y municipios transfiriéndoles el poder político y económico en un plazo no mayor de cinco años?
Esta es la razón por la que después de seis largos meses de ensordecedora campaña electoral por todos los medios conocidos, a estas alturas aún exista un alto porcentaje de ciudadanos que no tengan claro su intención de voto.
Nuevamente ellos nos han demostrado su baja calidad cuando después de madrugadoras “negociaciones”  han logrado pactar apoyos para auparse en el poder. Nuevamente entre ellos nos volverán a hacer un corralito para los próximos cinco años convencidos de nuestro desconcierto e incapacidad de reacción mayoritaria.
Por estos motivos, es urgente animar a todos los que sabemos que ellos no nos representan a dictaminar con un rotundo NO en la urnas; consolidar nuestros 25% o 30% de votos firmes de quienes no les creemos, porque sabemos que sus mensajes son simple marketing publicitario y nos quieren engañar con su burdo cebo de culebra; ha llegado el momento de votar sin temor, demostrarnos que somos mejor que este par de candidatos y que el Perú puede salir adelante sin ellos; con honestidad y sin temor,  ¡Voto Viciado Ya!.

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